Allá por 1999, en el Peronismo Militante nos planteamos una serie de debates internos vinculados al rol histórico del Peronismo luego del decenio en que había sido cooptado por el neoliberalismo. De aquellas discusiones surgió nítida, como reafirmación, la idea de que se debía y podía volver a colocar al Movimiento en el su cauce histórico, el de la filosofía política “nacional y popular”. Para ello, resolvimos, era necesario reafirmar que desde esa tradición, la del Pensamiento Nacional (entendido como necesariamente latinoamericano), el Peronismo aún tenía futuro para ofrecerle a la Argentina. Sudestada fue la herramienta con la cual nos lanzamos a esa lucha ideológica.
Los acontecimientos posteriores demostrarían que con aquel aporte modesto –pero que logró gran llegada entre militantes y dirigentes– estábamos empalmando con la Historia grande, que ya venía a deslumbrarnos con su nueva aurora.
